Para quien no tiene necesidad o interés en frecuentar los sectores que son enlazados por el sistema de transporte del @TelefericoSDRD es impactante el panorama que proporciona la vista de miles de viviendas construidas precariamente y sin seguir normas de ordenamiento, muchas de ellas en proceso de ampliación vertical. Además se ve con claridad lo endeble de las casuchas que aún están a orillas de los ríos Ozama e Isabela, los estrechos callejones por los cuales deben transitar sus moradores y la vulnerabilidad a que están expuestos en caso de inundaciones.
Algunas personas dicen ya ser usuarios frecuentes y dan testimonio de lo que se están ahorrando ahora con este nuevo sistema de transporte. En la parada del sector Los Tres Brazos seguían montándose personas que aun habiendo abordado las cabinas varias veces seguían aprovechando en su etapa gratuita el sistema de transporte.
Hubo que tomar medidas para evitar que los niños subieran solos porque oímos de uno de ocho años que hasta agarró las manos de un desconocido para hacer creer que andaba con él y subirse a las cabinas. “Hay gente que no quema la fiebre”, dijo una jovencita acompañada de una amiga que se montó para ir a ejercitarse de Sabana Perdida a la cabeza del puente de la 17.
La ventilación de las cabinas es natural a través de pequeñas ventanas superiores y ranuras inferiores, lo cual permite la entrada del sonido ambiental, de música en colmadones, de guaguas anunciadoras, el canto de gallos y hasta los gritos que daban las personas en otros vagones, ante las paradas repentinas propias del período de prueba.
“Tres más”, decían los acomodadores de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), que velan por la distribución adecuada de los pasajeros en las cabinas para que el peso sea uniforme, mientras otros decían “nos vemos en Sabana Perdida”. Las cabinas tienen capacidad para diez personas. “Al Señor las gracias” decía una de las personas que debió esperar por mucho tiempo en una fila, diciendo que el teleférico le hace gastar RD$100 menos cada día en transporte, que al mes son RD$3,000 que destinará a cubrir otras necesidades.
El personal de OPRET también estableció en el periodo de prueba una distinción entre los que estaban usando el teleférico para ir o regresar de sus trabajos y los que abordaban las cabinas por curiosidad, priorizando a quienes portaban carnets de trabajo, mochilas o bolsas de alimentos.
Algo evidente: las fotos publicadas en los periódicos dan la impresión de que las cabinas pasan más cerca de las viviendas de lo que en realidad se aprecia. Cuestión de perspectiva.